Luxación de rodilla y pie equino
Las luxaciones de rodilla se deben a traumatismos importantes que producen la lesión de varios ligamentos dentro de la articulación y de los tendones que la envuelven. Pero además, a nivel de la rodilla pasa el nervio peroneo, también conocido como nervio ciático poplíteo externo (CPE).
El nervio peroneo es un nervio importante para el funcionamiento del pie. Se encarga de dar movimiento para la extensión del tobillo, ya que inerva la musculatura del compartimento anterior y lateral de la pierna, incluyendo entre otros al músculo tibial anterior.
El nervio peroneo pasa por un trayecto alrededor de la cabeza del peroné, cerca de la articulación de la rodilla, donde se encuentra en un lugar relativamente fijo. De tal manera, cuando se produce una luxación de rodilla, el punto fijo del nervio impide que se pueda deslizar. En cambio el nervio se estira, produciendo una lesión avulsiva que cicatriza en forma de neuroma en continuidad del nervio peroneo.
Este tipo de lesiones deja paralizada la musculatura que extiende el tobillo, lo que produce un pie equino, que dificulta enormemente la deambulación.
La lesión del nervio peroneo por luxación de rodilla produce pie equino, y esta situación tiene difícil reparación
Es infrecuente conseguir la extensión del pie sólo mediante intervención sobre el nervio. En casi todos los casos es necesario recurrir a cirugía sobre los tendones del pie. La técnica más establecida es la transferencia de tendones, lo que junto con el uso de férulas y la reeducación de la marcha permite a los pacientes el retorno a la deambulación.
Dicha intervención puede realizarse bajo anestesia raquídea, en régimen de media estancia, y permite el retorno a la deambulación sin férula.
Luis Landín
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